¿Quienes son los hombres de negro?
Este es un gran misterio que la policía, los científicos y algunos ufólogos no han querido o no han podido investigar a fondo por lo tanto, no han comprendido en su cabal dimensión. Los llamados Hombres de Negro, es un tema difícil y escabroso para muchos. Existen muchas especulaciones; unos comentan que son agentes de la KGB, de la desaparecida Unión Soviética, otros afirman que son agentes del FBI; otros mas opinan que son un grupo terrorista financiado por las mafias norteamericanas e italianas; otros cuantos mas señalan que son un grupo de brujos y hechiceros que han formado una "Orden Secreta" y que realizan practicas ocultistas, y el restante opina que son extraterrestres o "espías cósmicos".
Para contrarrestar todo este mar de dudas he aquí un breve , pero sustancioso articulo en el que tratamos la verdad acerca de los enigmáticos Hombres de Negro...
Para ubicar el origen de los llamados Hombres de Negro, hay que levantar la mirada hacia el espacio exterior. Efectivamente, hay que ubicarlos en el Cosmos. Son extraterrestres; una especie de "espías siderales", los cuales están formados por "agentes especiales" provenientes de distintas razas de alienígenas.
OBJETIVOS QUE PERSIGUEN
El objetivo primordial es establecer la paz mundial. Están infiltrados entre el "bajo mundo" y de alguna manera impiden muchas masacres y destrucciones. Ellos son los responsables de la desactivación misteriosa de las armas nucleares que un país piensa arrojar a otro. Hacen llamadas anónimas a las autoridades con el fin de delatar a grandes mafias del narcotráfico. Protegen sin que se de cuenta nadie, a hombres importantes que son piezas claves en el mundo, cuya muerte podría provocar conflictos tremendos y hasta una Tercera Guerra Mundial.
ESTÁN EN TODAS PARTES
Existen Hombres de Negro en el Pentágono, en el Kremlin, en Inglaterra, China, Japón, en todas partes de los cinco continentes. Las personas que los han visto los describen como "varones humanoides vestidos impecablemente con traje o con ropa negra".
Testimonios de decenas de personas los han visto descender de naves espaciales y detrás de cada suceso de importancia mundial.
COMUNICACIÓN "TELEPÁTICA"
Estos hombres casi no hablan.... Actúan. Se comunican telepáticamente entre ellos y tienen sus misiones que cumplir y su "territorio" que cuidar. Tres Hombres de Negro cuidaron a Margareth Thatcher cuando era presidenta del Reino Unido. Algunos otros estuvieran cuidando a Nixon hasta que sucedió el caso "Watergate". Cada presidente norteamericano tiene dos a cuatro Hombres de Negro que los cuidan.
NADIE LOS HA CONTRATADO
Lo
singular del asunto es que nadie los ha contratado y muy poca gente los ha
visto. Son mandados por potencias extraterrestres para cuidar la estabilidad del
planeta......
Los Hombres de Negro Los hombres de negro (del inglés men in black, MIB) son, según la especulación más popular, presuntos agentes secretos gubernamentales encargados de confundir o amedrentar a investigadores y testigos de OVNIs, además de confiscar supuestas evidencias de presencia alienígena, con el propósito de preservar del conocimiento público las visitas de extraterrestres a nuestro planeta. Los detalles concernientes a estos personajes varían, pero algunas de las descripciones más comunes son: -Visten impecables trajes negros. |
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Como actúan los Hombres de Negro
El informe típico sobre Hombres de Negro es más
o menos como sigue: poco después de haber observado
un OVNI, el sujeto (que puede ser un testigo o un investigador)
recibe una visita. Con frecuencia, esto ocurre tan pronto
que todavía no se ha producido un informe oficial
ni una publicación. Los visitantes no pueden
haber obtenido de forma normal la información
que sin duda poseen: nombres, direcciones, detalles
acerca del incidente y de la gente implicada.
La víctima está, casi siempre, sola en
el momento de la visita, generalmente en su propia casa.
Sus visitantes, que suelen ser tres, llegan en un gran
coche negro. En Estados Unidos suele ser un prestigioso
Cadillac, pero pocas veces de un modelo reciente. Al
mismo tiempo, aunque se trata de un automóvil
antiguo, lo más frecuente es que esté
en perfectas condiciones, que esté escrupulosamente
limpio por dentro y reluciente por fuera, y que presente
incluso el inconfundible olor a "coche nuevo".
Si el sujeto anota el número de matrícula
y lo investiga, descubre siempre que se trata de un
número inexistente.
Los visitantes son casi siempre hombres; muy raramente
aparece una mujer, pero nunca más de una. Su
aspecto se ajusta a la imagen estereotipada de un agente
de la CIA o de los servicios secretos: llevan trajes
oscuros, sombreros oscuros, corbatas oscuras, zapatos
y calcetines oscuros, pero camisas blancas; los testigos
comentan a menudo su aspecto impecable... toda la ropa
que llevan parece recién comprada.
Las caras de los visitantes son descritas como vagamente extranjeras, casi siempre "orientales"; muchas descripciones hablan de ojos almendrados. Cuando su piel no es oscura, tienden a estar muy tostados. A veces aparecen toques extraños; en el caso del doctor Hopkins, que relataremos más adelante, el hombre de negro ¡parecía llevar los labios pintados de rojo! Los HDN tienen en general rostros serios y carentes de expresión; sus movimientos son rígidos y torpes. Su actitud es formal, fría, siniestra, casi amenazadora; nunca son simpáticos, aunque tampoco demuestran hostilidad. Los testigos han sugerido muchas veces que no parecían humanos.
Casos Celebres
en los que Aparecieron Hombres de Negro
En septiembre de 1953, estos individuos visitaron al
experto en ovnis Albert K. Bender,
organizador de la oficina internacional de platillos
volantes que había emprendido en serio la tarea
de aclarar los misterios en torno a los ovnis. Bender
pensaba que había dado con la solución,
y poniendo sus opiniones por escrito, las envió
por correo a un amigo. Cuando estos individuos llegaron,
tenían en su poder el material, que nunca llegó
a su destino. Le dijeron que había sido el único
entre todos los investigadores en dar con la respuesta.
Para su edificación, le añadieron unos
cuantos detalles más que no conocía, asustándole
de tal forma que se puso enfermo y no probó bocado
en varios días. A partir de entonces Bender fue
un hombre cambiado, que no quiso volver a hablar de
ovnis con nadie. Terminó escribiendo un libro
titulado Flying Saucers and the Three Men (Los platillos
volantes y los tres hombres), en el que dijo que contaría
todo lo que le había sucedido. En realidad lo
único que hizo fue complicar más las cosas
cuando mencionó su proyección astral a
una base de platillos volantes situada en el Antártico.
El libro parecía ser sólo una tapadera
de lo que había ocurrido en realidad.
Bruce Cathie, estando en Nueva Zelanda, fue abordado en un hotel, durante uno de sus vuelos. Había dado a conocer que llevaba consigo fotografías de las misteriosas antenas que se estaban multiplicando en la zona donde vivía. Tres individuos se hallaban sentados en una mesa cercana, y uno de ellos se le acercó y trató de darle conversación, mientras el sobre estaba sobre la mesa, a su vista. El hombre trató de que Cathie le pusiera en él un nombre y una dirección donde se le pudiera localizar. Cathie estaba preparado para esto y no accedió. Finalmente, se disculpó y subió a su habitación, volviendo a bajar para poner sus fotos en la caja fuerte del hotel. Los hombres ya no estaban allí, y al preguntarle a la chica de recepción cuándo habían pasado por allí, ella le dijo que nadie se había marchado. Parece que estos seres tienen la desconcertante costumbre de desvanecerse literalmente en el aire.
Otro investigador tuvo una importante demostración
aún más espectacular de esta capacidad
cuando los tres hombres le visitaron en su trabajo,
a primera hora de la mañana, ordenándole
que abandonase ciertas líneas de investigación
que estaba siguiendo. El les aseguró que ya había
pensado hacerlo, y se marcharon por una puerta cercana.
El les siguió inmediatamente, abriendo la puerta
sobre un pasillo vacío impregnado de un olor
como el que hubiera dejado una fuerte descarga eléctrica.
En un instante, los hombres se habían esfumado.
Uno de los más interesantes contactos con los
hombres de negro tuvo lugar el 9 de enero de 1967 en
casa de Edward Christiansen, en Wildwood,
New Jersey. A las cinco y media de la tarde, un hombre
de extraño aspecto llamó a la puerta.
Cuando le abrieron, dijo que pertenecía a la
Oficina de Localización de Herederos, y que era
posible que el señor Christiansen hubiera heredado
mucho dinero. Se hizo pasar al forastero, y se vio que
era un tipo poco corriente, con una estatura por lo
menos de dos metros, hombros muy anchos, y que debía
pesar alrededor de los ciento cincuenta kilos. Llevaba
un largo abrigo negro de tela muy fina, y un gorro de
estilo ruso. Al quitárselo, descubrió
una gran cabeza con el pelo cortado al rape y una zona
perfectamente redonda que parecía afeitada. Tenía
los ojos saltones como si padeciese de tiroides, y uno
de ellos era vidrioso y mal sincronizado con el otro.
Gigi, el perro de los Christiansen, le cogió
una aversión inmediata, que hizo patente con
sus gruñidos y ladridos.
El hombre empezó a hacer una serie de preguntas sobre los datos personales de Edward Christiansen, dando la explicación de que era para averiguar si se trataba del hombre que mencionaba el legado. Tenía una voz curiosamente metálica, que parecía emitida por el altavoz de un computador, monótona y fría. Cuando se sentó, sus pantalones, ya bastante cortos, se levantaron, y Mrs. Christiansen y su hija Connie observaron fascinadas un cable verde que le salía del calcetín y subía por su pierna, pareciendo entrar en ella por una muesca antes de perderse en sus pantalones. Con esto y con su singular aspecto pálido y enfermizo, aquel forastero tenía una apariencia singular. Cuando se le ofreció tomar algo rehusó, y dijo que dentro de diez minutos necesitaría un vaso de agua. Durante la entrevista, la familia observó que su rostro se iba poniendo cada vez más rojo, hasta que terminó pidiendo el vaso de agua, que se bebió de un trago con una gran píldora amarilla. Esto pareció devolverle a sus estado normal.
Al terminar la visita. Mrs.Christiansen decidió observar la marcha del hombretón. Desde la oscuridad de la puerta de su cocina, le vio hacer una llamada con la mano, y un Cadillac negro del año 1963 surgió de las sombras con las luces apagadas. El desconocido entró en él y se fue.
Al día siguiente, el señor Christiansen recibió una llamada telefónica con una voz femenina que le explicó que el Edward Christiansen que buscaba la oficina de Herederos había sido localizado en California. El le dió las gracias y colgó. El anterior mes de noviembre, la familia Christiansen había visto un ovni; parece ser que esto fue lo que provocó la visita de los hombres de negro, aunque no se mencionó para nada la visita ni se le hizo amenaza alguna.
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