¿Son algunos de los OVNIs que han sido vistos por todo el mundo desde
hace casi 60 años armas secretas fabricadas por el III Reich? Así
parece, al menos, indicarlo el misterioso informe recibido por el autor
de este reportaje, según el cual muchos de los extraños objetos voladores
avistados desde 1945 corresponderían en realidad a modelos de aeronaves
diseñadas en su tiempo por los nazis y mejoradas probablemente durante
estos años en el interior de bases secretas.
Lo que usted, amigo
lector, va a leer a continuación, procede de un informe -muy documentado-
que llegó a mi poder procedente de Viena en forma de cinta sonora, texto
escrito y video hablado en alemán. En cuanto a la identidad del protagonista
de los hechos y la época en que acaecieron, debo confesar que siguen siendo
para mi un enigma:
"Sábado, atardeciendo,
casi de noche. Una nave espacial se aproxima volando a poca altura. Su
tamaño, algo menor que el propio de una avioneta corriente, emite un sonido
silbante-siseante. Se acerca hacia mi y me sobrevuela.
En su parte baja
presenta tres cúpulas semiesféricas y un punto azul oscuro. También logro
distinguir una esvástica con ángulos rectos. La nave, en su conjunto,
resulta bastante voluminosa y me provoca una sensación increíble, extraña
y amedrentadora.
En los alrededores,
desiertos, sólo hay algunas fabricas sin actividad. La extraña aeronave
desciende y toma tierra por detrás de un muro, quedando iluminada por
la luz de poniente, tenue pero lo suficientemente intensa como para permitirme
observar con detalle las tres cúpulas inferiores asentadas sobre sendos
cilindros que sirven de apoyo.
Después, un camión
dotado de una grúa se aproxima a ella y realiza algo que no consigo distinguir
bien. Sólo veo a dos seres humanos; uno, debajo del aparato, y el otro,
en su parte superior. Pronto, este último desaparece de mi vista por completo.
El aparato no tiene ventanas, sino dos pequeños orificios enrejados; aparentemente,
sin cristal alguno. El disco volante está rodeado de extrañas placas metálicas
con forma de palas de turbina, aunque posiblemente deban ser una cosa
por completo diferente. Tanto en las tres cúpulas inferiores como en la
parte superior de este aparato existen unas estructuras que semejan
tubos salientes y podrían ser bocas de fuego o algo similar (porque para
ser antenas resultan extremadamente gruesas). Calculo que este aparato
tiene un diámetro de entre ocho y veinte metros y presenta un aspecto
temible. Además de la nave, había un vehículo marca NSU 80, con matrícula
de la ciudad de Solingen; después apareció también un Volkswagen verde,
pero no logré observar ninguna otra cosa y, cuando intenté aproximarme
más a la nave, ésta ya había despegado y ganado altura.
Unas semanas más
tarde muchas personas afirmaban haber visto OVNIs en aquella misma zona
bávara. Considero, pues, que se trataba del mismo aparato o de otros similares.
Posteriormente contacté con un empleado de una gasolinera y resultó que
él afirmaba haberlo visto; sin embargo, las personas que oían su relato
se mofaban de él, así que terminó por contradecirse y afirmar que
todo era una broma. Pero la verdad es que, en realidad, tanto él como
yo hemos sido testigos. Pude sentir cómo iniciaba el despegue; pero, cuando
me decidí a intentar aproximarme más a la nave, ésta ya había despegado
y ganado altura".
La primera noticia sobre OVNIs
Quizá sea
éste, simplemente, un testimonio más sobre OVNIs, entre tantos otros,
pero a la luz del resto del informe que me fue remitido -y con cuya documentación
he elaborado este reportaje- cobra una especial importancia, pues, como
veremos, -y siempre según el dossier recibido-, existen algunas singulares
coincidencias entre los primeros avistamientos de platillos volantes y
la fabricación de extrañas y secretas armas por los nazis al final de
la Segunda Guerra Mundial. Coincidencias que podrían explicar la experiencia
del anónimo informante arriba relatada.
Diré, para empezar,
que el 14 de diciembre de 1944 -medio año antes de que los alemanes se
rindieran, el 7 de junio de 1945-, el prestigioso periódico estadounidense
The New York Times daba así la primera noticia sobre OVNIs habida en este
siglo: "Los platillos volantes son un arma secreta. Una nueva arma alemana
que ha aparecido en el frente occidental alemán. Hoy nos informan sobre
ello nuestros pilotos de la USAF, afirmando que en los cielos de Alemania
han aparecido unas 'bolas de plata' voladoras, que se han visto aisladas
o en formaciones. Algunas parecían ser prácticamente transparentes".
Con el paso del
tiempo, el avistamiento de naves impulsadas por energía antigravitacional,
desconocida en la época para la mayoría incluso de pilotos, se haría cada
vez más frecuente. Los testimonios, oportunamente informados y publicados
por la prensa del momento, se multiplicaron, especialmente tras la capitulación
del Reich, y muchos de ellos hacían referencia a hechos acontecidos en
los espacios aéreos del norte de Europa.
Las noticias hablaban
también de OVNIs de fabricación alemana. Se comentaban, sobre todo, los
avistamientos de "abundantes formaciones" de los que, entonces aún, se
denominaban "grandes cohetes", nombre con el que se definía a los "aparatos
voladores desconocidos y producidos por la industria armamentística alemana".
Especialmente numerosos
fueron los testimonios de avistamientos procedentes de Escandinavia, donde
se instalaron varias y poderosas guarniciones alemanas que permanecieron
allí hasta el final mismo de la guerra, ya que nunca resultaron directamente
atacadas y vencidas por los aliados. En 1947, reaparecieron informes aislados,
aunque con menor asiduidad. Sin embargo, pasados unos años los avistamientos
habrían de aumentar tanto en frecuencia como en número y variedad. ¿Qué
secreto encierran o se nos oculta tras todo esto?
La energía implosiva: un logro ecológico
Hoy se especula a menudo sobre la forma de encontrar y utilizar energías
"alternativas" que palien la destrucción del medio ambiente provocada
por la energía explosiva, los gases tóxicos, los residuos letales, etc.
Pero lo cierto es
que en aquellos tiempos ya se hablaba de que los alemanes trataban de
hallar una "nueva ciencia", una "técnica diferente y renovadora" con la
que sustituir los motores de explosión -considerados destructivos en los
círculos esotéricos del III Reich- por otros de implosión, cuya nocividad
es nula.
Aquellas investigaciones
se basaban principalmente en la levitación electrogravitacional y la propulsión
por "terriones" (fuerzas cósmico-telúrico-terrestres), en las que, según
parece, se encontraba el núcleo de esa "otra técnica", que distanció la
cosmovisión nacionalsocialista de todas las aún vigentes, en un intento
de proporcionar al III Reich una total independencia de "materias primas"
-inaccesibles de otro modo- y energía abundante, barata y no contaminante.
De hecho, y según
se asegura en el misterioso informe, "los departamentos de investigación
U-13 y E-4 de la SS trabajaban febrilmente para realizar y perfeccionar
esas tecnologías, inconcebibles para la mayoría del pueblo y para el resto
de la humanidad".
Un buen ejemplo
de este trabajo serían las "peonzas voladoras Haunebu" de Víctor Schönberger,
que funcionaban ya con fuerzas de levitación no contaminantes ni generadoras
de ruidos perniciosos.
Los platillos volantes Haunebu
Esos "platillos volantes" de las diferentes series Haunebu -de los que
existen fotografías obtenidas por los aliados cuando invadieron el territorio
del III Reich y en cuya incuestionable autenticidad se apoya el informe-
tienen especial importancia.
Esas "peonzas voladoras"
estaban movidas por un propulsor electrogravitacional de "terriones" -al
que se dio el nombre de "Terrionador Thule"- que quedaba acoplado a un
generador de bandas de ondas tipo Van Der Graff, a un aparato magnético
productor de energía a base de carbón y a una dinamo cónica de energía
turbinosa tipo Marconi.
El informe asegura
también que la construcción práctica de aparatos basados en esos principios
de propulsión se debió a la inventiva del capitán alemán Hans Koheler
y que ya en 1944 fueron fabricados en serie los conversores de "terriones"
tanto en fábricas de la empresa AEG como de la Siemens.
"El propulsor de
Koheler -se dice en el informe- precisaba, para ponerse en funcionamiento,
de una energía inicial muy baja y mínima que podía serle proporcionada
por un acumulador eléctrico que lo activaba. Después de poco tiempo, el
conversor de carbón ya funcionaba automáticamente con plena autonomía,
puesto que se convertía en un generador de energía que actuaba, sin consumirse,
como un 'catalizador': en este caso, la energía se produce a partir de
nada consumible. Se originaba, eso sí, una transformación de las fuerzas
electrogravitacionales existentes en el interior de la Tierra en electricidad
utilizable. Un principio de simplicidad genial cuando se ha logrado dominar
y se sabe utilizar correctamente".
"El aparato volador
Haunebu-2 -continúa explicando el informe- poseía un cañón de grandes
dimensiones que habría de provocar una impresión inolvidable en toda persona
que lo contemplase sin estar preparada para ello o sin saber de qué se
trataba, pues superaba los 25 metros de diámetro y en su eje central alcanzaba
los 10 metros de altura".
Bombas en forma de discos y platillos
Vril
Que algunos artefactos bélicos alemanes tenían una extraña forma discoidal
no es ningún secreto. Así, bajo la designación de V-4 -la generalidad
del público sólo conoce la V-1 y la V-2- se construyeron varios discos
voladores para ser empleados como "bombas volantes".
Así, los datos llegados
hasta nosotros aseguran que en 1941 ya habían sido acometidos los estudios
para diseñar la "peonza volante" de Schriever-Habermohl, un avión de forma
circular y despegue vertical provisto de motores de "reacción convencional",
efectuándose a finales de 1942 las primeras pruebas de vuelo, durante
las cuales se constataron graves errores de construcción.
Paralelamente, y
después de una larga serie de ensayos, el ingeniero Richard Miethe comenzó
a trabajar -también en 1942- en la construcción de aparatos que volaran
y tuvieran forma de disco. De sus investigaciones, realizadas en colaboración
con el científico italiano Giuseppe Bellonzo, surgiría una nueva versión
de la V-7.
Transcurrido un
tiempo, y bajo el apoyo del propio Führer, los equipos "Miethe-Bellonzo"
y "Schriever-Habermohl" entraron en contacto con el propósito de aunar
esfuerzos para realizar coordinadamente sus investigaciones y hacer otras
en conjunto. Finalmente sus esfuerzos dieron como fruto la primera, legendaria
e increíble V-7, aparato similar a un helicóptero ultrasónico que presentaba
doce agregados tipo turbo BMW-028. En su primera prueba se remontó a una
altura de 20.813 metros de altitud, alcanzando en la segunda 24.200. Y
todo ello utilizando helio como "combustible de base".
Por otra parte,
se desarrolló también otra línea de "discos volantes" conocidos como serie
Vril. De ella se ocupó el "grupo Schumann" en íntima relación con el departamento
E-4, de la SS, especializado en "armas milagrosas".
Hoy sabemos que
llegaron a construirse 17 aparatos de la serie Vril-1. Su diámetro era
de 11,56 metros, podían alcanzar velocidades de 2.900 km./h y llevaban
un cañón teledirigido como dotación de combate. El Vril-1 era el equivalente
revolucionario de un "avión de caza", mientras que el Vril-9 era un "caza
monoplaza". Curiosamente, su diseño parece coincidir con el del aparato
que fue visto en la Luna por el astronauta norteamericano Edwin Aldrige.
Bombas de fuego que paralizan los motores
de los aviones
El informe asegura también que,
aunque al final de la Segunda Guerra Mundial resultaba evidente que era
imposible coordinar los esfuerzos y mermaban los recursos, los nazis no
dejaron en ningún momento de perfeccionar sus armas. Es más, al ir dominando
la tecnología de propulsión electrogravitacional -se asegura- obtuvieron
mayor velocidad, maniobrabilidad y otras prestaciones en los aparatos.
Así, se afirma,
que en una fase intermedia, en la ciudad alemana de Neustad y bajo el
control de tropas técnicamente especializadas de la SS, se desarrolló
el proyecto "Bola de fuego", al que los estadounidenses denominaron acertadamente
Foo-fighter o "Combatiente total".
Estas "bolas de
fuego" eran dirigidas, mediante ondas de radio, hasta la proximidad de
las formaciones aéreas aliadas. Posteriormente, los sensores de ondas
infrarrojas de que iban provistos estos artefactos eran los autores del
contacto final con el objetivo a destruir. El sistema se basaba en la
búsqueda de fuentes de calor emitidas por los gases de escape de los aviones
enemigos, haciendo que su radar resultara automáticamente destruido, dejando
a los tripulantes sin orientación operativa y casi a la deriva.
Se sabe que, en
una fase posterior de este proyecto, se idearon unos "tubos especiales"
que funcionaban descargando de electricidad el objetivo y provocando,
por tanto, un "total fallo del motor" o una "ausencia repentina de electricidad".
Un fenómeno muy
similar al ocurrido en algunos avistamientos de OVNIs, en los que los
vehículos motorizados se detienen bruscamente sin conseguir que vuelvan
a funcionar mientras dura la presencia del OVNI.
La invasión extraterrestre y la conspiración
OVNI
Es evidente que estos aparatos
volaron y se utilizaron en aquella época. Pero ¿continúan haciéndolo hoy?
Si los comparamos con las fotografías de OVNIs tomadas en distintos lugares
en nuestros días, podemos observar una enorme semejanza entre ellos y
los artefactos que, según el informe, construyeron los nazis. Prueba de
ello es que, con motivo de uno de los primeros discos voladores, avistado
en Praga a comienzos de 1945, la prensa asociaba totalmente el fenómeno
a los nazis, titulando así la noticia: "Los discos voladores inventados
en Alemania".
Sin embargo, al
poco tiempo, y movidos tal vez por la ciencia-ficción de moda en ese tiempo
o quién sabe si por otras oscuras intenciones, los gobiernos -y por consiguiente
la prensa- comenzaron a especular sobre el "peligro de invasión extraterrestre".
El mismo Jimmy Carter,
presidente de Estados Unidos en aquella época, declaró que él, personalmente,
había visto un OVNI. Incluso en algunos círculos científicos se llegó
a comentar que "el presidente de Estados Unidos y el Secretario General
del PCUS habían hablado seriamente sobre la posibilidad de sufrir un ataque
masivo de OVNIs", hablando de ellos como si se tratara de naves venidas
del espacio exterior.
Sin embargo, años
después de que los rumores sobre "visitantes extraterrestres" se extendieran
por todo el planeta, la revista estadounidense Examiner volvía a la tesis
de finales de la guerra en un artículo publicado el 26 de mayo de 1988
bajo el título ¡El misterio de los OVNIs, desvelado!, y en el que se decía:
"El secreto sobre los OVNIs estaba ya resuelto hace mucho tiempo, si es
que existió alguna vez. Los extraterrestres son, en realidad, nazis que
desean reedificar su imperio. Los gobiernos del mundo están perfectamente
informados de todo este asunto y, por ello, callan, y, al mismo tiempo,
están verdaderamente aterrorizados".
Naves nodriza con forma de puros
Un dato más que parece dar pábulo
a la "hipótesis nazi" es que en algunos informes sobre OVNIs se habla
también de la existencia de aparatos gigantescos -con forma de cigarrillo
o puro habano-, que se han interpretado como naves nodrizas en las que
se alojarían los "discos voladores" y que suelen viajar con mayor lentitud
siguiéndolos.
Pues bien: según
el informe, bajo el nombre de Andrómeda, se escondía, en efecto, el proyecto
para una nave nodriza; nave que -se asegura- existía ya en 1944, habiendo
sospechas de que las había, incluso, con anterioridad a esa fecha.
Con una eslora de
109 metros, estas naves aéreas gigantescas -se afirma en el informe- se
impulsaban con propulsores tipo Thule y estaban proyectadas con una capacidad
interior suficiente como para transportar y alojar un aparato Haunebu
y varios de tipo Vril.
Todos ellos -se
añade- podían despegar de la nave nodriza durante el vuelo de la misma
e, igualmente, retornar a ellas a través de unas escotillas laterales
especiales. También se dice que estos gigantescos aparatos iban armados
de cañones que podían emerger y recogerse de forma automática.
Y lo cierto es que,
tras la guerra, fueron capturados por los aliados dos proyectos de construcción
de estas enormes naves Andrómeda; ahora bien, sobre su fabricación real
y operativa no se ha podido aportar prueba alguna. Sin embargo, y a pesar
de no contarse con vestigios de la época, parece que actualmente existen
aparatos tipo Andrómeda o similares y que han podido observarse perfectamente
en vuelo. Las fotografías posbélicas de los "cigarros voladores" son abundantes.
Extraterrestres que hablan en alemán
Un hecho muy concreto, las fotografías
tomadas por George Adamski en 1952 a un "platillo volante", en el que
eran claramente visibles los símbolos del Sol Negro nazi, hizo que se
adoptaran urgentes y energéticas medidas. Así, en un documento secreto
de la CIA conocido gracias a una filtración, se decía que "ha sido estructurada
una red de información a nivel mundial... y se han cursado órdenes a las
principales bases aéreas militares bajo nuestro mando para localizar,
interceptar y abatir a los OVNIs... Todo este tipo de información debe
ser cuidadosamente ocultada y preservada del acceso público a fin de evitar
un pánico general".
A partir de entonces
las fotografías sobre discos voladores serían confiscadas o publicadas
sistemáticamente como falsas.
Además, se programó
paralelamente una campaña orientada a atribuir un origen extraterrestre
a los OVNIs y a promover "evidencias" de la "normalidad" de visitas extraterrestres
a lo largo de la historia.
"De esta forma -dice
el misterioso informe- se evitaba que se relacionen a los OVNIs con el
III Reich o el nacionalsocialismo, y se minimizaba, por tanto, la sensación
de pánico mundial".
Sin embargo, aunque
existían múltiples narraciones ridículas sobre OVNIs que tienen por protagonistas
a "venusianos", "hombres verdes" y extraños seres monstruosos, hay otros
testimonios que deberían ser tenidos en cuenta. Es el caso de cierto californiano,
comerciante de cereales, que aseguró haber visto un OVNI posado en la
tierra y haber oído nítidamente a los tripulantes de la extraña nave expresarse
en correcto alemán y no en un idioma marciano.
La reacción del
gobierno estadounidense ante estas afirmaciones fue automática, intentando
impedir una mayor difusión de esos datos; y así, a pesar de comprobarse
que aquel hombre era sincero en sus manifestaciones y gozaba de una salud
mental totalmente normal, se le apartó de la vida pública, fue internado
en prisión y se procedió a eliminar todas las huellas de sus manifestaciones.
George Adamski no
sufrió la misma suerte, pero fue porque afirmó haber contactado "simplemente"
con venusinos... Y, sin embargo, los misteriosos diseños vistos por Adamski
eran, indudablemente, cruces gamadas; lo que sucede es que él los relacionó
con símbolos universales y ancestrales sobre Venus.
Expedición a la Antártida
Otro hecho que apoya la tesis del informe sobre el origen nazi de muchos
OVNIs es la misteriosa expedición a la Antártida realizada por los alemanes
en 1938 bajo el mando del capitán Ritscher. Su objetivo, tanto científico
como militar, consistía sobre todo en conquistar un espacio de este inhóspito
territorio. Y así fue cómo el nombre del buque en el que se trasladaron
los alemanes -Neu Schwabenland (Nueva Suabia)- fue puesto a una amplia
zona de costa antártica que ningún gobierno germano de posguerra ha dejado
de reivindicar.
Años más tarde,
en uno de los momentos más encarnizados de la Segunda Guerra Mundial,
Döenitz, el gran almirante de la Kriegmarine (Marina de Guerra) del III
Reich, transmitió una misteriosa orden a las "fuerzas de reserva del último
batallón" de submarinos, plenos de importantes misiones, de una tarea
"especial adicional". Respecto a los pormenores y detalles de sus instrucciones,
nunca se ha podido saber nada con certeza y, hasta hoy mismo, permanecen
en el más absoluto misterio.
Hay que tener en
cuenta que, en aquellos días, la flota submarina alemana era la más perfeccionada
de todo el mundo. Hay plena certeza de que se construyeron submarinos
antisonar, de propulsión eléctrica, desmontables y veloces. También se
sabe que existían proyectos para construir otros superiores incluso a
los indicados, y está demostrado que el transporte masivo de hombres,
víveres, municiones y miles de mercancías por vía submarina era totalmente
posible y seguro para los alemanes. En realidad, el III Reich jamás interrumpió
su contacto permanente con Japón ni con otros puntos del planeta.
Pero, ¿cuáles eran
los verdaderos objetivos, estratégicos y militares de aquella potencia
submarina? Algunos dicen que parecían ser otros muy distintos a ganar
la guerra entablada en la superficie. Lo cierto es que los documentos
capturados por los aliados, relacionados con la armada submarina alemana,
durante la Segunda Guerra Mundial, sus misiones, tácticas, objetivos,
etc., aún están bajo prohibición de consulta sin ninguna clase de justificación.
"Aunque, sin duda -como apunta el informe que recibí- habrá una que los
aliados y algunos más conocen".
La misteriosa desaparición de cien
submarinos
Algo que añade más misterio al asunto es que, hasta hoy, no se sabe el
paradero de cerca de cien submarinos, prácticamente indestructibles por
causas naturales. Los aliados han revisado bien sus hundimientos de submarinos
alemanes y no les salen las cuentas. Pero tal cantidad de submarinos "volatilizados",
sin dejar ningún rastro, representa una enorme flota. Además, no se trata
de submarinos normales, ya que incluso buena parte de los mismos eran
del tipo U-21, unos supersubmarinos fabricados en las postrimerías del
III Reich y muy perfeccionados. Así, los tipos U-21 y U-23 eran de gran
tamaño, pero estaban construidos por módulos y podían desmontarse para
ser trasladados. Los enormes submarinos mercantes del tipo U-10 tenían
gran facilidad para transportar los módulos individuales destinados a
construir los anteriores o para que navegasen, desmontados, en su propio
seno.
La única explicación
para este misterio supone en nuevas preguntas: ¿Serán estos barcos desaparecidos
los "submarinos fantasmas" que, desde 1945, son vistos de vez en cuando
en el mar? ¿Dispondrán, para esconderse, de bases especiales, protegidas
e indetectables, tal vez en el seno de los eternos hielos polares?
Al menos existen
fotos que permiten apreciar la identidad entre un "submarino fantasma",
oficialmente de "origen desconocido", y un submarino alemán tipo U-23.
Una derrota inexplicable
Aprovechando el buen clima invernal antártico, en el invierno de 1946,
recién acabada la guerra en Asia, llegó a la Antártida, bajo el mando
del almirante estadounidense Richard Byrd, una importante flota estadounidense.
Esta expedición tenía como nombre clave High Jump (término deportivo inglés
para designar el salto de altura). Después de una meticulosa y larga preparación,
el convoy arribó a la Antártida en febrero de 1947; pero se dio por finalizada
apresuradamente el día 3 de marzo de ese mismo año. Y en este ínterin,
según documentos militares, se perdieron de forma "misteriosa" varios
aviones de combate y hubo "bajas" de marines. No se informó abiertamente,
pero parece que actuaron fuerzas misteriosas que repelieron la presencia
militar americana e hicieron imposible su asentamiento.
Tras cancelar la
operación, repentinamente, el almirante Byrd comunicó a la prensa algo
sumamente extraño y fuera de contexto: "Resulta una verdad muy amarga
de admitir; pero en caso de un nuevo conflicto bélico, podremos ser agredidos
por aviones que tienen la capacidad de volar vertiginosamente desde un
Polo a otro. Se precisa tomar urgentemente adecuadas medidas de defensa
para interceptar a los aviones enemigos que provengan de regiones polares.
Especialmente interesa -y se precisa- circundar la Antártida de una zona
de defensa y seguridad".
Podemos concluir,
pues, que la invasión del territorio antártico alemán, la "Nueva Suabia",
deseado por Estados Unidos como un conveniente "botín de guerra", aparentemente
fácil de ocupar, resultó un rotundo fracaso; y es ridículo creer que éste
se debiera a un ataque de "pingüinos asesinos"...
Los primeros vuelos espaciales fueron
de los nazis
En 1958 se realizó una nueva
expedición estadounidense a la Antártida; pero en esta ocasión portaban
armas terriblemente eficaces, incluso nucleares. Llegaron allí en el frío
y oscuro verano polar. En tres ocasiones -27 y 30 de agosto y 9 de septiembre-
se lanzaron misiles atómicos contra el territorio de "Neu Schwabenland"
(o "Nueva Suabia"), pero en ninguna de las tres ocasiones llegaron a
tierra, sino que explosionaron -sorpresivamente- en pleno vuelo al aproximarse
a la vertical de la costa.
¿Qué razón hubo
para realizar aquellas empresas bélicas sobre la zona antártica? ¿Y para
rodear todo este tema de misticismo, desinformación, descrédito y noticias
falsas?
Un último hecho
podría aclarar más este enigma: se conservan fragmentos de un informe
alemán definitivo. Versa sobre una "misión suicida" que se llevó a cabo
con un único Haunebu-3 que se llegó a construir: ¡un vuelo a Marte!
El Haunebu-3 tenía
71 metros de diámetro. Matemáticamente se calculó su capacidad de autonomía
con propulsión electrogravitacional y resultó ser de 75.274.000 Kms.,
es decir, que cubría la distancia Tierra-Marte. Pero después el impulsor
electrogravitacional quedaba inoperante porque lentamente se ligaba a
los metales que entonces se pudieron utilizar en su construcción. Un viaje
en tales condiciones significaba, en consecuencia, un viaje a lo desconocido;
y lo más probable, sin posibilidad alguna de regresar para la tripulación,
compuesta por alemanes y japoneses. Pero así se decidió -según el informe
mencionado- en el departamento E-4 de la SS, en la primavera de 1945;
aunque fuese un postrer acto de sacrificio.
Tras zarpar, según
el informe, el cohete navegó durante ocho meses y medio alcanzando la
superficie de Marte, como estaba previsto, a mediados de enero de 1946.
Al parecer, no hubo problemas en el viaje, pero se piensa que con el propulsor
electrogravitacional prácticamente agotado, la extremadamente tenue atmósfera
marciana y la atracción gravitatoria, el aterrizaje de la nave no debió
ser suave. Aún así no hay seguridad de que fuese un aterrizaje forzoso,
porque -siempre según el informe- llegó con la energía mínima suficiente
para contrarrestar la relativamente leve fuerza de gravedad marciana.
Lo cierto, en cualquier
caso, es que por ahora sólo podemos especular sobre aquella empresa espacial
pionera y el destino de aquellos anónimos primeros cosmonautas. Y es que,
por increíblemente fantástica que pueda parecer esta historia, es un acontecimiento
contrastado, aunque, eso sí, celosamente ocultado al público.
¿Cabría la posibilidad
de que la tripulación del Haunebu-3 encontrase algo más de lo que las
actuales sondas no tripuladas han descubierto para nosotros, como verdaderos
restos de cultura o incluso refugios subterráneos habitables? Imposible
saberlo. Aunque lo más probable, todo hay que decirlo, es que el Haunebu-3
esté hoy sepultado bajo metros de arena marciana.
¿Hay bases nazis en la Luna?
El informe vienés se refiere
también a extrañas fotografías de OVNIs tomadas desde naves espaciales...
A una nave tipo Haunebu-3 aproximándose desde la Luna a la Tierra...,
a una enorme y extraña letra "S" trazada sobre el suelo lunar... ¿Podría
-se pregunta el informe- ser la inicial del término militar alemán Stützepunkt
o "punto de apoyo"? ¿Puede tratarse de simples alucinaciones cuando estamos
ante un insobornable y neutral material fotográfico?
El informe concluye
considerando que todo esto, por supuesto, son hipótesis difíciles de creer
y hasta de concebir, aunque si observamos en conjunto el mosaico y los
hechos que se complementan, unos con otros, ello nos lleva, por una lógica
elemental, a reflexionar sobre el conjunto del tema y muchas piezas aisladas
pueden convertirse en pruebas irrefutables. Es el caso de los esquemas
de platillos volantes alemanes, extraídos del Tomo 1º del libro Deutsche
Flugscheiben und U-Boote überwachen die Weltmeere, de O. Bergmann (Editorial
Hugin e.V.S., Postfach 13, 5802 Wetter 1, Alemania).
Borrando todo rastro
Se sabe, desde luego,
que a principios de mayo de 1945 todos los centros alemanes de investigación
aeronáutica recibieron la orden de Adolf Hitler de destruir toda evidencia
sobre proyectos y armas secretas en desarrollo. Ya en aquella época los
alemanes eran poseedores del cohete A-9, capaz de mantener a un astronauta
en órbita permanentemente en torno a la Tierra.
Según otra información
divulgada, al final de la Segunda Guerra Mundial, estaba también muy avanzada
-en los laboratorios subterráneos secretos de Breslau- la construcción
de cuatro prototipos de discos volantes, que formaban parte del programa
Vergeltungswaffen (armas de represalia).
Se dice que, en
los últimos momentos, cuando los rusos presionaban por el frente del Este
y los estadounidenses avanzaban por el Oeste, mientras Hitler y sus íntimos
colaboradores se guarecían en el búnker berlinés, se embarcaron todos
los planos y prototipos secretos de Breslau en un submarino que zarpó
de Kiel con rumbo desconocido. ¿Arribó el sumergible a algún lugar secreto
de América del Sur? ¿Llegó a la Antártida? ¿Continuaron los trabajos iniciados
en Breslau en algún lugar ignorado?
Si así fuera, tendríamos
una explicación para esos OVNIs tripulados por hombres altos y rubios
vistos, particularmente, poco después de terminar la Segunda Guerra Mundial.
Claro que ello no
explicaría el avistamiento de todos los casos de OVNIs. Porque ya los
textos evangélicos hablan de misteriosas ruedas de fuego girando en el
espacio y, a lo largo de toda la historia humana (edades Antigua, Media,
Moderna y Contemporánea), encontramos innumerables relatos sobre OVNIs,
como puede comprobarse leyendo cualquier tratado al respecto. Los UFO-NS,
los OVNIs nacionalsocialistas, podrían ser la explicación de fenómenos
recientes y no de todos. Pero, ¿y anteriormente?
Podríamos pensar
que la técnicas nazis coincidieron, en mayor o menos medida, con visitas
de otras civilizaciones superiores ¿extraterrestres?, ¿intraterrestres?
O que los nazis las hubieran obtenido de esas civilizaciones.
Se sabe que Hitler
creía en la teoría de que la Tierra es hueca y que hizo esfuerzos por
entrar en contacto con ese mundo intraterreno a través de comunicaciones
subterráneas. Y el cada vez mayor convencimiento de que existen aberturas
polares que a él conducen, hace también pensar en la posibilidad de que
la expedición Ritscher llegara a descubrirlo.